Malena.
Los primeros acordes de los músicos se hacen presentes, la luz tenue de la habitación torna carmín y de a dos los bailarines rellenan el espacio frente a sus ojos, Manuel sabe que es esto, lo sabe tan bien, que la sidra en su mano tambalea un poco y sin dudarlo piensa que sería mejor algo más fuerte para acompañar.
El aire contenido en las gargantas de los turistas se deja escapar a un tono cuando el rubio muchacho toma su lugar cerca a los músicos, mientras un suave tango inicia y Martín como siempre saca a relucir sus dotes de galán.
"Malena canta el tango como ninguna
y en